Todo deportista sueña con tener un gimnasio propio algún día. Un lugar, donde poder entrenar, donde tener gente que quiera practicar deporte, donde no dar explicaciones más que al contable y a Hacienda (...), donde hacer las actividades y en los horarios que se quieran...
Todo artista marcial, de cualquier disciplina, querría tener un Dojo propio, y quien diga que no... ¡miente!.
Hace ya un año que estuvimos a punto de cumplir ese sueño, estuvimos a punto de tener un Dojo propio. Estuvimos a punto de comprar el Gimnasio Victoria (Parla). Obviamente no era tarea fácil ni mucho menos, pero pusimos todo nuestro empeño, ganas, dedicación y parte de dinero en intentarlo. Cierto es, que no teníamos en mente meternos en un proyecto así "tan pronto" pero la oferta por parte de los dueños del gimnasio hizo que nos replanteáramos la situación e intentáramos aprovecharla al máximo.
Tras meses de papeleos, de un lado para otro realizando el proyecto de Escuela de Perfeccionamiento Deportivo, pidiendo información sobre ayudas etc (que, por cierto, no nos daban ninguna ayuda... siempre había algún "pero"; por eso yo me río de lo de las ayudas para jóvenes emprendedores y esas cosas...), de tasaciones para ver lo que el banco nos daba, de presupuestos dado que el local necesitaba un impresionante y urgente lavado de cara... A finales del año pasado, se nos cayó el proyecto dado que la financiera nos pedía que diéramos una cantidad exagerada de adelanto para ellos darnos más, es decir (conclusión a la que llegamos después) que si teníamos dinero nos daban más, pero en nuestro caso como no teníamos mucho por no decir nada pues nos dieron una palmadita en la espalda y los buenos días... bueno, no recuerdo que nos los dieran... jeje.
Bromas a parte. El hecho de tener tan cerca y viendo viable desde la directiva del banco que nos lo llevaba hizo que nos replanteáramos muchas cosas de cara a nuestra vida deportiva. Por suerte, repito por suerte, tuvimos ese pequeño palo que nos hizo ver que no era el momento de hipotecarnos en eso, no era el momento de empezar a pagar los 30 millones que se nos pidieron (de pesetas, se entiende) y encima dando gracias que antes pedían 50... jejeje, de locos... La reforma del local nos salía por más de treinta mil euros incluyendo todo, vamos dejándole que iba a parecer otro jejeje. A día de hoy, nuestro Club va en auge y no necesitamos "ayuda interesada" en el asunto como se nos planteó la otra vez. ¿Un local propio? Algún día, de momento mejor la hipoteca de la casa que, al fin y al cabo, es donde viviré.
Tras ello y sumando diversas disputas y malestares que no vienen al caso y que ya se contarán en su momento, no hemos vuelto a poner un pie allí (ni ganas). Atrás hemos dejado buenos momentos, con muy buena gente, grandes compañeros que, lamentablemente no saben toda la verdad de lo sucedido. Ahora hay más grupos (ahora) y hacen su "etiqueta" de kimono (ahora). Ahora hay otros "profesores"... que creen suyo ese local y no saben que han estado a punto de acabar en la calle dando clases en un parque... Pero eso no lo saben porque esta gente se dedica a aparentar (como tantos otros) y no saben ni una pizca de lo sucedido en realidad.
Aún guardo la tasación del banco sobre el local (una tasación desorbitada e ilógica, pero que ahí está), para qué?? pues no sé, ahí está. Los recuerdos... algunos se han quedado y por suerte se mantienen en las vías de contacto con la gente que me interesa y otros, por suerte, han desaparecido.
Mejor sola que mal acompañada ¿¿no??. Pues eso.
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